Imaginación Sonámbula



Desde que lo ve ese día, ahí delante, peinando con la mano su altísimo tupé, no le quita ojo y sube siempre a las 9:12 en el segundo vagón. Ayer iba a su lado, pero hoy opta por sentarse más lejos, cosa de dar perspectiva, mas nunca fuera de su campo de visión. Va muy atenta y le mira, sí, terca y obvia...Y es que María, por primera vez, quiere hacer caso a su madre...

—A ver, mi niña, pero tú miras? —suele empezar la señora, extrañada de que María no hallase aún el amor... —Es que no es tan difícil, tú¡ —insiste —A lo sumo, es un tema de ir al loro, de fijarte de mirar cuando toca, al que va como una, así, con el cartelito de "amor de mi vida" listo para colgárselo al cuello al primero con pinta y modales más o menos decentes...El resto —admite —será más lío. !Siempre¡ Pero no por mucho escoger el asunto iba serte más sencillo. Esas lagrimitas —añade con resignación alegre —no te las va a ahorrar nadie...Así que mejor...Al mal paso...Ya sabes¡ 

María claro que lo sabe. Se lo sabe entero. Se lo repite a sí misma durante el viaje, cuando se siente tentada a distraer con el móvil la fea sensación de ser invisible. Repasa de nuevo la receta sin dar con lo que falla. Prueba un beso telepático que no funciona, pero ahí sigue, con los ojos en puntillas, esperando turno para batir pestañas con falsa modestia. 

La madre estaría orgullosa de no ser porque la hija omite siempre un detalle: En este vagón quien lleva el fulano cartel siempre-listo soy yo. Mi mamá dice lo mismo que la suya y yo voy, por eso, siempre atento a María. La miro cada día y la única vez que creí que me miraba, resultó que comprobaba su sonrisa en el cristal detrás de mi cabeza. Hasta el perejil en los dientes le va bien a la condenada. No me rindo, por eso. Sigo atento al instante en que me deje cruzar mirada. No pierdo esperanza ni concentración. O bueno, sí¡ Alguna vez... ¿A que es difícil estarse atento a nada cuando sientes los ojos de alguien en la...? A aquella yo es que le sueno de algo o no sé... Es que ni parpadea la muy salida....


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A la imaginación sonámbula del que conmuta, en su avidez de calorcito, le da a veces por inventarse triángulos amorosos con más de tres lados...Platónicos...Con vértices anónimos, mudos. Ocultos entre la multitud que se subió al metro en la tercera estación

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