En defensa de la lengua.

3,5 millones de euros gastados en la promoción del catalán, Gimferrer y Xirinacs se pasan a la prosa en castellano, el cine en catalán despierta cada vez menos interés en la audiencia, y los organismos públicos desde ahora no considerarán requisito (sino tan sólo mérito) para sus empleados el uso del catalán….. Hoy como todos los días Cataluña se ha despertado entre pronunciamientos de funcionarios, representantes, intelectuales y ciudadanos comunes de a pie en torno a esta o aquella medida, proyecto, estadística, o ley que concierne al catalán. De una forma u otra, la defensa y promoción de la lengua es una cosa de todos los días…..

También los vascos, los franceses y los canadienses, por citar sólo algunos, han votado, discutido y “disfrutado” de la política que en torno a la protección de una determinada lengua sus dirigentes han promovido.

Y me pregunto yo… ¿los maracuchos? No protegemos ningún idioma, ninguna lengua o tan siquiera dialecto?

Pues si!... en Maracaibo, puede que no se debata, pero si se promueve y defiende, a diario y en cada esquina, no una lengua, si no dos: la larga y la viperina. Si bien nunca podrán considerarse lenguas madre pues se aprenden ya en la adolescencia, tanto la una como la otra son de utilización social, oficial, académica, técnica y científica; son habladas por todos sin distingo de edad, religión, procedencia, nivel socioeconómico o sexo; y son lenguas en toda regla, habladas y escritas, normadas y constantemente (y esto es primordial) actualizadas.

Y es que no sólo se defiende la lengua, incluso hay quienes promueven la “jeta” entera y la “caradura”.

La lengua larga y la viperina tienen casi todo en común: como unidad mínima lingüística “el chisme”, un narrador siempre omnipresente y el sujeto siempre en la tercera persona. El que domina esta lengua sabe que para hablarla bien hay que aparentar no saberla, no tener pelos en ella , decir el pecado y no el pecador (el pecador se dice si se jura no contarlo) y sobre todo, saberse siempre distinto de un “escaparate de nadie”.

La lengua larga tiene importantes funciones sociales: entretenimiento barato, fijación espontánea y democrática de los límites morales y las buenas costumbres, pero sobre todo constituye el principal instrumento del que se sirve la “tradición oral”, (o acaso “traición oral” sin “d”). Esta forma de transmisión cultural tan empleada por los goajiros se ha instalado en la médula ideosincrática del maracucho, de la misma forma como llegaron para quedarse otras “tradiciones orales”, como el lambucear, el chupar media y demás succiones alternativas que no comentaré en este momento.

La lengua larga es tan popular que hasta el “lengua mocha” la habla, el “lengua e sapo” la tiene, y las malas lenguas son siempre largas también.

En contra de lo que pueda deducirse de la paremiología vernácula que afirma que el pez muere por la boca, que en boca cerrada no entran moscas, y que la lengua es el castigo del cuerpo (pues aunque no tiene huesos los quiebra), la lengua larga se impone y se elonga cada día más, cubriendo la ruta Maracaibo-Barcelona-Maracaibo en minutos, sin pasar por Maiquetía ni hacer declaración de aduana.

A la "filóloga larga" que ha inspirado esta reflexión, cuyo nombre tengo “en la punta de la lengua” le envío desde aquí: un beso!…….claro está…. sin lengua!

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