Tiros de esquina I. Los Fantasmas azules

Un túnel negro de infinitos escalones que voy subiendo sin mover los pies. Al final el de túnel el cielo se recorta en un trocito grisáceo, y bajo él, la barrera y las gentes de rojo riendo a carcajadas, comiendo y bebiendo.

Mil personas que no veo me separan de la barrera, y a pesar de que puedo tocarla con la lengua, y lo hago, las mil almas siguen estando atrapadas entre ella y yo, dormidas pero de pie.

Un inmenso reloj que no sabe del tiempo de los fantasmas azules, ni de metros cuadrados, en vez de sonar cruje. Y me ciega ahora el dolor en los huesos que salen rasgando el saco de mi piel, y pinchan a un siamés.

Suena un silbato, y los durmientes se acuestan. Me acerco a besar a la chica azul tendida sobre la gente, pero mis labios solo alcanzan a tocar la muerte que iba de salida, fría y avergonzada, escapándose por la boca.


Basado en la pesadilla que despierta cada noche a Dave Barbs, sobreviviente la tragedia de Hillsborough del 15 de abril de 1989 en donde 96 personas perdieron la vida apelmazadas en las gradas del estadio, momentos antes de dar inicio al partido de fútbol entre el Liverpool y el Nottingham Forest.

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