Isabel de Castilla y Leon

Isabel La Católica, muy mujer, madre y esposa ella, supo poner toda su sabiduría, intuición y sexto sentido femeninos al servicio del “encontramiento”, invasión, y saqueo de un continente entero 30 veces el tamaño de su reino, financiando el holocausto contra sus habitantes nativos e imponiendo la esclavitud sobre los que quedasen vivos. Ya se ha hablado con horror y disgusto sobre esta empresa. Sin embargo, son siempre Colón, Cortés o “Los Españoles” (sólo los hombres y por nombrar sólo algunos) los nefastos responsables. Isabel sale sin despeinarse del juicio histórico, no gracias a su corona, (que no ha salvado a otros reyes del descrédito), ni a su catolicismo (que no ha ahorrado a otros machos feligreses sus condenas) sino gracias a su género. Seguramente se trata de una mentira piadosa o una omisión bien intencionada. Seguramente a los pueblos malogrados les resulta menos humillante encajar la leyenda negra de su colonización responsabilizando del extermino y la desculturización a un terrible monstruo masculino de dos cabezas. Seguramente nos sería mucho más duro admitir la derrota provenida de las dulces manos de una madre blanca, menuda y creyente. Seguramente ha sido el orgullo viril que no quiere verse históricamente pisoteado, el que ha prevenido que esta versión se difunda. Pero aún así, y si esta historia la han escrito los hombres, las mujeres nos deben una.

Isabel fue la madre amorosa de empresas tan geniales y sensibles como la Santa Inquisición que persiguió, inculpó y castigó a más brujas que magos, y que fuese versionada por los norteamericanos (seguramente sólo hombres) a propósito de erradicar la herejía roja comunista. Asimismo, dio a luz a la Santa Hermandad que fungía como cuerpo policial represivo “controlando el bandidaje” en un mundo en donde garantizar condiciones de comercio libre y seguro entre reinos era estratégicamente imprescindible. Todas sus empresas eran santas, sin embargo, sus imitadoras modernas, hijas de las administraciones y el imperio de los hombres, FMI y OMC son gestas diabólicas.

Abiertamente anti-semita, “la católica” limpió de judíos y musulmanes la península así como pretendió hacerlo mucho más tarde y bastante más al norte de Europa el en cambio muy denostado Adolf Hitler. Consiguió erradicar el reino Nazarí de Granada (moro) para incorporarlo al nuevo imperio español consolidado que previamente había fagocitado a Navarra y Portugal muy al estilo medio-oriental de la actualidad. No obstante el reino regentado por Isabel, nunca ha sido calificado como integrante de eje del mal alguno, ni ella ha sido calificada como genocida, xenófoba o bélica. Estos adjetivos son de adjudicación casi exclusivamente masculina a lo largo de la historia. Ella ha permanecido simplemente católica bajo la pluma de los autores de “la historia escrita por y para varones”. Para devolvernos el favor alguna mujer historiadora habría de escribir una recolección de los hechos actuales en donde se hable de un “Bush el católico”, y la terrible en este caso sea su tétrica emisaria, Condoleezza Rice.

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