La Nueva Cátedra

Esta nota nota no tiene otro sentido que el de trasladar a otro público inquietudes que me han sido transferidas, pero que creo muy interesantes y por tanto merecedoras de un debate… desde el momento que me fueron contadas se han transformado en propias, y en cosa a la que dedico tiempo y neuronas sin llegar a una conclusión…

Hace un par de meses visité a un hiper-reflexivo primo que vivía en Londres. Siendo su esposa una mujer inteligente y curiosa también, y yo mismo, un tipo conversador, inevitablemente nos dieron las tantas hablando de todo y nada, sin saber porqué y sin poder parar.

La cosa empezó por mi sobrina, su perspicacia, sus preguntas incontestables y las más o menos airosas salidas que sus padres y yo habíamos encontrado de manera parcialmente improvisada para contestarle. Como cualquier niña curiosa, Mavi, hasta la fecha, ha preguntado sobre casi todo: la tierra, los abuelos, las vitaminas, Venezuela, las tetas, los pensamientos, la virgen María, Fernando Alonso, etc. Las preguntas más fisiológicas y científicas a mis primos y a mi nos hicieron recordar, las más sexuales y no menos fisiológicas reir, las teológicas, en cambio, a Eduardo lo pusieron a pensar… no pudo sino preguntar sobre el enfoque que le daba mi hermana a la educación espiritual de su hija, y yo, queriendo trascender la mera anécdota, le comenté sobre las últimas políticas de estado que (en España) prohíben la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, y favorecen en cambio la idea de impartir una asignatura de educación cívica sobre cuya idoneidad ninguno de los tres osó proponer objeción alguna.

Eduardo y Lilia son gente de ciencia, yo por tanto creía saber por dónde iban los tiros… hasta que Eduardo saltó con una muy improbable defensa de una “nueva educación religiosa” comprensiva y experimental (en el sentido de que involucraba praxis) mediante la cual los escolares no sólo podrían enterarse de todas sus opciones religiosas a nivel teórico, sino que debían, por módulos, “experimentar” los ritos propios de cada confesión. Lilia y yo, no nos permitimos la desestimación apresurada e irracional de la propuesta y seguimos indagando. Y si, Eduardo insistía, extrapolando la idea de “experimento científico” al campo teológico, en la necesidad de que la enseñanza no se quedase en mera lectura y debate, sino que comprendiese hostia, ramadán y Sabbath, en modo simulacro y practicado por trimestres…. Por poner un ejemplo….

Yo argüía que el rito sin creencia es vacuo, y por tanto como praxis teológica inválido. Eduardo, muy inteligentemente, decía que los experimentos que hacemos en el colegio tampoco se hacen para llegar a un gran descubrimiento sino para enseñarnos y entrenarnos en el método. Y yo tuve que aceptarlo.

Yo proponía como una gran dificultad el decidir cuáles son esas confesiones que debe comprender el programa educativo de esa asignatura (ya que dejar una por fuera sería una acto de discriminación) al tiempo que Eduardo se basaba en cifras demográficas para justificar la inclusión o no del judaísmo, budismo, Islam y catolicismo…como las religiones a impartir como muy mínimo. Y me pareció injusto pero válido

Yo reparaba en la poca “idoneidad” de que ritos tan centrales a estás religiones “demográficamente importantes”, como la ablación clitoreana, la circuncisión u otros ritos que involucran sacrificios permanentes e irreversibles, fuesen incluidos como pruebas (lógicas si se tomaba a rajatabla la proposición) necesarias para superar el curso. Eduardo se apresuraba en clasificar ritos susceptibles de ser practicados dentro de la cátedra y ritos que no…. Y no pereció válido....

Yo hablé de las sectas… lo cual desquiciaba la discusión

Lília habló de sus padres… los cuales casi todos tenemos, y casi siempre son una parte importante de lo que somos y cómo pensamos….

Tengo muy claros, mis porqué no´s, Pero la idea de que tuviésemos todos una idea clara de cómo las diferentes gentes en el mundo conciben a Dios, o a ese algo más grande que nosotros, es una idea atractiva. Quizás hasta un derecho!, por eso el planteamiento de Eduardo, a pesar de sus dificultades obvias, no me ha dejado de dar vueltas en la cabeza. ..

Así como nos enseñan física, historia, o deporte y en consecuencia decidimos ser Fisicos, Historiadores o Futbolistas, porqué no podrían instruirnos en religiones para que hagamos una elección informada y no sólo acostumbrada sobre el asunto?

Es verdad que un estado secular no puede financiar la enseñanza de una religión en particular… pero,… si es cierto que ese Estado se pretende inclusivo en su enfoque educativo, ¿podría coherentemente dejar absolutamente de lado la enseñanza espiritual? ¿La educación nos debe preparar sólo para producir o también para vivir mejor? ¿La espiritualidad bien practicada (así como la alimentación bien practicada) no nos hace vivir mejor? La educación sexual tampoco incide necesariamente en tu desempeño laboral, sin embargo, esta está contemplada en el programa educativo. Si lo sexual que es tan tangente a la productividad como la espiritualidad y la primera está contemplada dentro del programa educativo,¿porqué se sigue dejando de lado la última?

Me parece que, a todas luces, es algo que da para pensar.,…

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