Proyecto vs. Gurú

Creo que como siempre nos olvidamos de ver el bosque hipnotizados con el árbol que tenemos en frente. Lo que se va a votar el domingo es una enmienda constitucional, una ley que perdurará más allá de la presente coyuntura y de la actual configuración de gobierno y oposición. Por lo tanto, creo que el debate debería, también y primordialmente, ocuparse de analizar sus consecuencias de forma abstracta, entendiendo por abstracto a lo desvinculado de las circunstancias particulares y concretas del un estado-partido actual, y de su oposición.

En tal sentido, y así como si no conociéramos al personaje, se podría decir que aquí lo que se refrenda es la ampliación de las “libertades políticas” de los venezolanos. El derecho del pueblo a reelegir una y otra vez a un presidente cuyo “proyecto de país” se respalda. Visto así, ningún problema. Vivan las libertades!.

Ahora bien, no todas las libertades son buenas, (ej. El porte libre de armas) pues algunas conducen a gravísimas distorsiones del orden social llegando incluso a amenazar otras libertades y derechos más básicos (libre expresión, disensión, libertad política, e incluso el derecho a la vida), habiendo libertades que deben ser acotadas en beneficio de todos.

La limitación que supone en términos de libertad política, la imposibilidad de re elegir a un mismo candidato consecutivamente, es una de estas acotaciones necesarias que no intenta limitar el apoyo continuado a un proyecto político, sino limitar el culto a una única persona, a la figura del presidente, evitando así la monarquización de la democracia. Y evitar esto es deseable, pues cuando la deovción popular está más adherida a la encarnación física y personal que al proyecto, paulatinamente el culto migra de las instituciones y las leyes para recaer sobre los hombros del personaje. Presidente y proyecto no son la misma cosa, y esta distinción es un sano ejercicio que el principio de alternancia descrito en la constitución, nos obliga a hacer a electores y partidos a propósito de cada elección.

El que valore la idoneidad de una reforma constitucional en términos de lo que conviene o no a un partido o a su oposición, peca de miope e irresponsable, pues los alcances de una enmienda rebasan por mucho estas instancias. La victoria del No el domingo se traducirá, sin duda, en grandes retos y oportunidades, tanto para la oposición, como para el gobierno. Retos que quizás ninguna de las dos partes están preparados para afrontar, y que supondrán gran tensión y dificultades en ambos bandos. No obstante, estos retos, lejos de ser el despeñadero final en donde unos u otros encontrarán el final de sus vidas políticas, constituyen la base del entrenamiento político democrático. Son necesarios y saludables para todos. La Victoria del Si, por el contrario, supondría la atrofia de los proyectos políticos, en favor de la construcción propagandística de gurús carismáticos.

Si ud. De verdad cree en el “proyecto político” de Chávez y en el socialismo del siglo XXI, no tenga miedo, vote “NO”, ya que si existe y es bueno, el proyecto político perdurará ejecútelo quien lo ejecute. Perdurará en una versión mejorada, oxigenada y constantemente actualizada por nuevos liderazgos y nuevas ideas. Si ud. En cambio, no cree que exista un proyecto político, sino sólo Chávez, entonces no le queda otra opción que Votar “SI” y comenzar a prenderle velas a la imagen de Hugo.

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