La Prima vieja del Molino



¿Qué fue primero, la carretera y su asfalto o el cableado de alta tensión que insiste en correr siempre a su lado?

Las torres eléctricas, aquellas hermanas pobres de la de Eiffel y primas lejanas de los aerodinámicos molinos, a mi, la verdad, no me resultan tan feas. En toda su desgarbada altura y su elogio cantinflėrico(1) al travesaño, encuentro yo algo de Klee en blanco y negro y una desnudez humilde, honesta muy poco exhibicionista. Si tienen más de seis brazos, perdónenme uds. el sincretismo quijotesco, me empeño en ver en ellas Durgas gigantescas o enormes espantapájaros crucificados contra los que no hay que luchar pues están maniatados. De día o de noche, a sus muñecas van a arremolinarse los cables cansados de sostener tanto cuervo con sus pesados botines de teflón. ¿O es que acaso los cuervos nacen ya previamente electrocutados?

Estoy seguro que alguno entenderá el infaltable par de zapatillas viejas que tiende ahí, eternamente al sol, quién sabe quién, como prueba irrefutable de la existencia de los alienígenas ancestrales, como un mensaje encriptado probablemente masón o como marketing guerrilla de las grandes multinacionales del calzado deportivo. A mi, en cambio, me cuesta creer que no vean corcheas y semifusas sobre un pentagrama eléctrico que une este pueblo con la siguiente población. Y entonces, la torre deja de ser criatura fantástica y se convierte en desproporcionada clave de sol.

Si quisiera ponerme cursi, podría decir que esa nube, o mejor aún, que esa copa de árbol de vapor de agua, venía huyendo de un tronco viejo y gordo que la tenía asida con sus doscientas ramas desde que era muy joven y hasta que encaneció; que se escapó a lo loco al ver pasar un cardumen de cirros tan anaranjados que la encandiló y no vio lo que tenía en frente; que quedó atrapada entre cuatro cables y ahí la pillé yo, preñada de vatios y centellas, esperando a que llegase la hora de la tormenta para ponerse negra y parir tronando. Todo esto lo diría si quisiera ponerme cursi, pero la verdad es que no. Dios me libre¡. Por eso mejor dejémoslo en que era una nube tras unos cables en una carretera de Castilla.


(1)
cantinflérico, ca.
De cantinflero e ‒́ico.
1. adj. coloq. Ven. acantinflado.


acantinflado, da.
1. adj. coloq. Bol., Chile, Méx., Nic. y Ven. Que habla a la manera disparatada e incongruente peculiar de Cantinflas, actor mexicano.



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