(o sobre lo "kale" pasó al "Kale")
María Virginia era una de esas niñas gorditas por «retención de
líquido» que tras adelgazar 13 kilos niega haber hecho cualquier tipo de régimen y en cambio declara ufana haber «aprendido a comer». Odiosísima! Como si los
demás lamiésemos la comida directamente del suelo a falta de quien nos hubiese
enseñado nunca a utilizar la mesa, los platos o los cubiertos. Celebra cada año
el «National Kale Day» como Bernat (a la derecha) el día del orgullo gay.
Bernat, en cambio, parece no haber "aprendido" y por tanto, se da el lujo de
odiar la berza en el trinxat de su abuela con el mismo frenesí con el que postea
selfies molones bebiéndose unos smoothies verdísimos o engullendo encantado
comida basura de todo tipo, acompañada, claro, de sendos chips de kale. Se ve
que le preocupa más ser molón que coherente. Ser "gordito", sin embargo, le
jode tanto como a María Virginia, pero lo que de verdad le está matando es esa
"envidia metabólica" hacia Hilari, su hermano, quien zampa como si no hubiera un
mañana y está fibrado como el Jake Gyllenhaal en The Nightcrawler tras su dieta relámpago y suicida a base de col rizada.
Conocí a Kale, el carpintero, por ahí en el 2006 y su nombre
entonces no me sonó a comida ni a nada. Diez años después, en el 2016, se
registraron en España 549 varones con nombre de col y 386 niñas llamadas Kale. Quién
sabe si las llaman Cale o Queil, pero me cuentan que Francia sucede tres
cuartos de lo mismo.
En París, lo de ser vegana, expatriada consorte y desempleada se ve que es terrible. Bueno, lo último en casi cualquier lado, pero al parecer resulta que el
aburrimiento y la falta de hierro no se llevan del todo bien. Kristen Beddard, sin
embargo, le encontró solución a ese problemita sacándose el “Kale Project” de
la chistera. Parece que no entendía bien cómo los franceses habían podido
sobrevivir "como especie" sin ingerir la sacrosanta hoja y por tanto, se
propuso publicar sendos artículos promocionales en cuanta revista guay leían los
gabachos y de pronto, sin comerlo ni beberlo, «tout le monde» tenía la «légume
oublié» de nuevo entre los dientes. Touché… la tía es que debe ser “la Leche”
(de soja o de almendras), o mejor, “la re-pera”. Buena parte del trabajo, sin
embargo, le vino bien empaquetado, listo y procesado desde Hollywood, en
donde el Súper Star System desde hacía rato ya era adicto a la rama.
Que si la Heidi Klum y uno de los Jonas brothers; que si la Jennifer
Anniston o la menos guapa de las Kardashians; desde Oprah hasta el Dr. Ozz, todos habían sido
"ganados" a la causa del kale, por una paisana precursora de Beddard llamada Oberon
Sinclair. Fue ella la que le dio un toque a la Paltrow para que se apuntara a
preparar los famosos chips en la tele… y aunque eso y nada sea lo mismo para
alguien que es capaz de llamar a su hija “Manzana” o de vender piedras de jade
para acomodarse “entre las piernas” antes de irse al sobre, mira tú por dónde que
el asunto marcó un "antes y después" en el consumo nacional de la col rizada y
de ser comprado casi exclusivamente por Pizza Hut para adornar sus salad bars, pasó a ser el
pan nuestro de cada hipster y a tener un día nacional.
Ains! pero Maria Virginia no está hoy para celebraciones. No entendió
que el chiste estribaba menos en pesar poco que en ir de guay y sigue
enfurruñada con la bendita hoja. Ahí la
veis, al fondo y a la izquierda, furiosa, repasando la carta del flexi-vegano más
trendy de Barcelona sin poder creer que han retirado el kale enteramente del
menú. El mesero le ofrece a cambio unas palomitas de sorgo y un rissoto de coliflor
de segundo. Para beber, un smoothie con Acai y Chia, y de postre unos merengues
de Aquafaba. Ella intenta no poner cara de asco, pero la babilla de los
garbanzos es que siempre le han dado ganas de vomitar. Opta por pedirse un agua
con gas, y luego un vino ecológico y luego otro. Tras el tercero, un té. Cuando
se levanta para ir al servicio, va, en efecto, medio piripi, pero no se olvida,
ni loca, de llevarse la bolsa. Sentada en el retrete excavará con impaciencia
hasta encontrar su paquetito de un hiper-procesado mini-fuet. Toma, super-food¡... Kale vamos a hacer¡
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