(sobre la presbicia, el Tiktok, la cerveza y el festival de Cannes)
—Hace cuánto no te revisan los ojos — me pregunta papá al ver que apenas puedo leer la tabla nutricional en el bote de yogur.
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—Es que esto no está hecho para leerse —le digo sin responder a la pregunta, refiriéndome menos al tamaño de la letra que a la cantinela machacona sobre los azúcares y las grasas —Nada bueno se escribió nunca en letra tan pequeña —añado.
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—yo vi una bifocales baratas en gafas.es —me deja caer, así, como si no acabase de diagnosticarme, en una sola frase, la vista cansada y la juventud en mínimos. Al salir de su casa, arrastrando los pies por la calle y los dedos por aquí, lo tercero que me trae el feed es publi de la fulana óptica: progresivas para vista cansada, a 129€ el par, solo si tienes, justo, 44 años. Punto para la teoría del microchip inyectado.
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Luego me entero de que lo último entre las tiktokeras más influyentes va de postear un #antesYdespués de la Pfizer mostrando el supuesto aumento del pecho: Punto dudoso y colateral para la vacuna, pero punto efectivo al final.
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—Siempre que se vacunen —me digo —los motivos deberían darme igual —Y en eso mi mente que deriva y se pierde y acabo imaginando followers coquetas cuadrando segundas dosis en víspera de vacaciones de playa mientras empacan bikinis y sujetadores muy grandes.—Alguna incluso —llego a pensar— creerá que le debe a la ciencia un debut en topless linfático.
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—Olé tus ganglios morenos¡ —oigo el piropo improbable del albañil en la arena —Qué Dios las bendiga —acabo concluyendo —y que nunca tengan que saber para qué sirven en verdad esos nódulos en las axilas.
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Y el pulgar que sigue de derecha a izquierda, antes y después, pa'lante y pa'trás, y yo sin notar diferencia. Hago zoom, pego la nariz al móvil o lo alejo hasta donde el brazo da y nada. Sigo sin ver de lo que hablan. Ya no sé si es #presbicia o glaucoma, pero: punto para papá.
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—Igual y lo mío no son más que ganglios inflamados en la barriga —me animo, pero en eso recuerdo que me tocó Janzen y que no hay estudio que vincule aquello con la hinchazón. Tampoco lo hay para la #Pfizer y los pechos, pero viéndome la panza admito: punto para la #cerveza.
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—Esta tiene 5,4° y 150 kilocalo....Nada bueno se escribió nunca en letra tan pequeña...
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—Perdona, ¿me pones otra?-
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Salud¡
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Quizá exista una razón evolutiva para la presbicia. Quizá a partir de cierta edad deba dejar de importarnos todo lo que se escribe en chiquito... Tanta instrucción y tanta advertencia. Al fin y al cabo, pocas cosas tienen más #efectosSecundarios que cumplir años (en exceso) y, sin embargo, nadie necesita o le gusta que se lo estén recordando a cada rato por escrito o en pequeño. Para eso ya está el espejo, y la cintura y las rodillas. Ya te lo dicen la frente amplia y las sienes blancas y no te lo dicen bajito. Te lo dice el Google fotos con su perversa función de "tus recuerdos hace 12 años" (pura crueldad) y vamos, que uno lo sabe de sobra.
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Todos sabemos pa' dónde vamos y cómo acaba este cuento. Las patas de gallo no es que califiquen exactamente de spoiler y sin embargo, Andie MacDowell se planta con canas en #Cannes y "oh¡ sorpresa y qué osadía!". Ella dice que es una "demostración de poder" y vale, Andie, lo que tú digas, que sigues estupenda y tal, pero no perdamos el norte pues el verdadero súper poder sería el de no enfermar ni envejecer. Ella dice que su melena canosa es más coherente con su edad y con su cara y mira, puede que sea verdad, pero a ver cómo le sienta que su marido la salude por la mañana con el improbable piropo "Cari, hoy amaneciste coherentísima".
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El tamaño de mi barriga es muy coherente con el número de cervezas que me puedo tomar en una sentada, pero eso no me hace bello ni poderoso. Que sí, que la coherencia está muy bien, pero estamos flipando de más. La cana al aire de la MacDowell en la alfombra roja del festival, más que efectos secundarios, han tenido un efecto mariposa. Resulta increíble que unos pocos pelos sin tinte desaten una pseudo beatificación. De valiente pa' arriba. Si no lees bien o todo, podrías llegar a pensar que la mujer se inmoló en público en nombre de las ballenas, las mujeres maltratadas o los niños en África. A caballo entre Juana de Arco y Simone de Beauvoir, ella ha sido la verdadera estrella del festival, quien se ha llevado todos los elogios, la cobertura y nadie sabe (o le importa) si actuó en alguna peli, si bordó el papel o si lo hizo regular. Seguimos hablando de su físico y no de su trabajo, y lo celebramos como un punto triunfal para el #feminismo.
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No sé. Yo no lo veo, pero igual soy yo. Lo vengo diciendo. Últimamente me está costando mucho ver según qué cosas.
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