Ni calva, ni con dos pelucos!

( o de paseo a la "escuela de-generada" en el "autobús generalista")



Muy inspirado en los «casual friday», los «tbt's», y el fenómeno «DIY» me proponía yo a instaurar en casa y como se dice ahora, de manera cautelar, los «gy wednesdays» -o miércoles «gender yourself»- un poco para salvaguardar la libertad identitaria de mi recién nacide hije, y otro poco porque siempre me ha molado el carnaval. Y cuando ya tenía preparadas mis medias de rejilla extra large, los bigotitos hipster para mi chica, y mis tacones de aguja del 46, sale el fulano autobús al rescate para salvarme in extremis de verme en la tesitura de tener que andar sobre semejantes artilugios de tortura y para advertirme que “los niños tienen pene, las niñas vulva y que no me deje engañar”. 

Uff!, que suerte que lo vi a tiempo. Yo, es que me acabo de enterar!. Bravo por estos señores, ases de la política y la comunicación, que con dos cojones les da igual ofender a una minoría con tal de enunciar por enésima vez esta meramente biológica y reduccionista obviedad. 


Brillantes! Pero ya puestos en la innecesaria, peyorativa y estereotipada honestidad, yo hubiese ido un pelín más allá: 

«Los niños negros tienen un pene enorme, los españoles uno chiquito. Niña, no te dejes engañar!»...  

igual de cierto ,igual de innecesario!


Me da un poquito de pena, sin embargo, que los miércoles en casa se nos vayan a quedar en algo tan sosito y tan normal. Por lo tanto, empiezo desde ya la búsqueda de una guardería, preferiblemente por mi barrio en donde, siguiendo el  ejemplo de aquella escuela en Estocolmo tan avant garde , lleven el tema de la desculturización de la identidad de género hasta sus últimas consecuencias y, a ser posible, más allá. Una en donde sus profesores, tal y como lo hacen los de Nicolaigarden, llamen a mi progenie “alumne”, así, terminado en “ne” y no en “no” ni en “na” -que eso queda súper facha!-; y en donde independientemente del biológico sexo de cada crío, por cada hora de peinar a las muñecas, toque una de jugar con un buen tractor -así bien machito-  ponerse hasta las orejas de barro,  o caerse a hostias, si es aquello lo que entre la maravillosa diversidad de las actividades asociadas a cada género  les da por explorar.   

Y es que como bien lo dicen ellos “todo empieza por el vocabulario” y si escabechar la lengua es lo que hace falta para que nuestros hijos tengan una experiencia “des-generada”, “holística”, “inclusiva” o global, y no únicamente la pobrísima visión de tuerto y al cincuenta por cien de la vida que hemos tenido todos los criados entre tanta segregación sexual, pues que comience ya la tan necesaria escabechina


Pero no se asuste por mi tono reaccionario y controversial. A mi es que todas estas iniciativas progre me ponen y se me va la olla y me dejo llevar. En realidad no hay nada que temer, pues lo de las prohibiciones, en este modelo, atañe sólo a los nombres y a los artículos gramaticales. De resto, todo es multiplicidad de opciones y la más absoluta libertad. Se trata “dejar” al alcance de nuestros adorables niños todos los posibles modelos no estereotipados, sin imponer ninguno, para que ellos adopten el que mejor les acomode de forma totalmente nórdica, bella y natural. 

Alguien ha escuchado de alguna escuela de este palo por acá? Si no existe, es que yo mismo la voy a montar! Aunque de nuevo, no obstante, y con el permiso de los nórdicos pioneros, yo lo le daría al asunto una vuelta de tuerca adicional. Y para más señas les dejo mi hoja de ruta, o carta a los reyes magos, que si acaban siendo reinas, pues fenomenal!.


  • ·         ya que la identidad de género, como constructo social se impone, entre otros, a través del lenguaje, no quiero que en esta escuela se emplee ese lenguaje. Y como tampoco quiero que a mi descendiente se le imponga una visión cultural o geográficamente lastrada del mundo, no quiero que se le hable entonces ni en castellano, ni en inglés ni en catalán. Quiero que se le hable en todos los idiomas existentes alternativamente o a la vez, para que mi descendiente pueda decidir que “modelo” le acomoda más. Entiendo que quizás esto sea un poco cacao, o del todo imposible, en cuyo caso prefiero que se prescinda enteramente del lenguaje, por culturalmente sesgado e impositivo, y que se recurra en cambio a la vastísima gama de sonidos guturales que están ahí, disponibles a todos naturalmente desde que el mundo es mundo, y de los cuales todo ser humano es capaz.

  • ·         ya que la identidad de género, como constructo social se impone, entre otros, a través del vestido, no quiero que a mi descendiente se le requiera ir vestide de acuerdo a una convención social que refuerce esta binaria y restrictiva noción de identidad. De hecho,  no quiero que se le requiera ir vestide en absoluto,  pues el naturismo es también un modelo al que podría optar. Quiero, eso sí, que tenga a su libre disposición una serie de harapos calientitos, informes y de colores neutros por si durante el invierno se quiere tapar.

  • ·         ya que la identidad cultural, como constructo se impone, entre otros, a través del hecho social de la comida y la función nutritiva, no quiero que a mi descendiente se le alimente con platos tradicionales u originarios de una localidad concreta, ya que por no sesgar, no quiero sesgar, ni tan siquiera, su paladar. Quiero que tenga a su disposición todas las comidas del mundo para que desarrolle unas papilas y un tracto digestivo tan tolerante y abierto como su mente. Si esto resultase engorroso para la cocina de la guardería, lo cual me parece probable y absolutamente normal,  preferimos entonces que se prescinda de toda comida preparada, por ser un producto necesariamente cultural, y que se le alimente en cambio a partir de proteínas, grasas e hidratos de carbono, aislados, sintetizados y neutros, para que ella decida, combine y agrupe creativamente y a antojo,  y nunca coartemos así su libertad y soberanía nutricional.


Por aquí podría yo seguir indefinidamente pormenorizando los alcances de esta desregulada libertad, pero creo que con lo dicho se entiende el espíritu (sin sexo) general de mi deseo y mi hermosa propuesta pre-escolar. No vaya a ser, Dios nos libre, que esta cuestión de-genere en un asunto de fundamentalismo de género y se me acabe tachando a mí de extremista, exagerado o de radical. 

Extremista, jamás!

Los mexicanos dirían ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre pero yo me quedo con el más corto y expedito Ni calvo, ni con dos pelucas que tanto dice mi papá.   

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