Desde el
"Observatorio Internacional de Temas que se nos están Yendo de las Manos"
necesito reportar a las dos señoras que sin ser las que aparecen en la foto,
conversaban justo detrás de mi, a propósito del cartel que ahí se ve.
Combativas y animadas extrapolaban el abominable asunto de la castración
femenina para incluir entre los horrores asimétricos que soportan las niñas de
todo el mundo, la menos visibilizada "ABLACIÓN LOBULAR"¡¡¡¡¡.
Ya lo sé. Perdonen que les grite, pero no lo hago
por rabia sino de espanto. Y es que sí, lo de hacer hoyitos en las orejas para
los pendientes, se ve que ahora, al menos algun@s, han dado en llamarlo así.
Esperé unos instantes a que alguna de las dos se
riese o matizara la "denuncia", pero no. No sucedió. Por el contrario,
fueron trazando paralelismos entre estos dos "crímenes de género"
hasta que pareció que iban a comenzar a tipificar el delito y las condenas que
deberían aplicarse en cada caso y entonces, creí haber oído suficiente y
preferí marchar.
Me senté más tarde a darle vueltas al asunto y
empecé por el principio... Claro que la ablación genital es una práctica
execrable. Visto desde la perspectiva que se mire. Bien sea la de genero o
cualquier otra. No hay nada que matizar al respecto ni hay contexto religioso o
cultural que pueda justificarlo. Lo de poner pendientes, por el otro lado -me
tuve que recordar -parecía a priori, un poquito distinto. ¿O no?
Igual no¡ -tuve que admitir -si nos ponemos
literales, no. Porque en la perforación de las orejas "extirpación de
tejido", aunque sea minúscula, la hay. Lo hacemos por razones igual de
culturales y fortuitas, en condiciones sanitarias generalmente un poquito
mejores, sí, pero sobre personas que tampoco
están en condiciones de dar su consentimiento. Tratando de imaginar la microscópica
porción de tejido que es cercenado, me perdí entre otras abstracciones y
entonces que miro hacia mi derecha y me doy cuenta que el local de al lado es
una peluquería y de pronto como que quise tener cerca de nuevo a las dos
señoras para preguntarles si lo que ahí hacían les parecía algo higiénico o por
el contrario lo consideraban también una extirpación de tejido... me hubiese
gustado saber si ellas le cortaban las uñas o la cutícula a sus hijos alguna
vez o si les parecía, esto también, un práctica sangrienta y criminal. Las
imaginé apedreando la cristalera de la estética y pintando con aerosol el
rótulo. Seguramente pondrían cosas como "maldito carnicero" entre
otras lindezas.
En fin, que ahí me tienen, divagando, pensando en
las torturas modernas, y en los torturadores; en los maltratadores y en los carniceros
y entonces que me acuerdo de aquella columna reciente del Quim Monzó en donde
contaba lo que le estaba ocurriendo a algunos de estos señores en Francia. Resulta que según explicaba Monzó en su artículo
de la Vanguardia de hace algunas semanas, a los animalistas franceses les ha
dado por escrachear a los carniceros.
Se ve que como ahí hay más bien pocas corridas de toros y al circo ya nadie va,
los animalistas se aburren de mala manera y han decidido salir a derrocar el
"establishment carnívoro neofascista".
Googleo los incidentes de nuevo para
constatar que no es que hayan salido calladitos a entregar panfletos para
denunciar la crueldad existente en la ganadería intensiva. No. Al parecer, eso
ya no se lleva. A juzgar por los sucesos denunciados por carniceros,
charcuteros e incluso algún pescadero francés, los animalistas modernos, de la
mano con los veganos radicales y los anti-especistas ultra no se cortan ni un
pelo, y si toca recurrir a la violencia, romper cristales y "darle un
susto" a algunos de los que llaman sin ningún miramiento
"asesinos", pues qué se le va a hacer¡...son gajes del oficio... en un
futuro no muy lejano, -me pongo a elucubrar -quizás salir a comerme un chuletón
en la brasería gallega del barrio me merezca una paliza y que el suceso salga reseñado
en los telediarios como el caso del “Caníbal del Poble Sec”. Por poner un
ejemplo.
Pero bueno -intento tranquilizarme -Eso será, en
el futuro. En el presente, mientras tanto (o en el pasado reciente) –recuerdo,
sin embargo – unos investigadores de la Universidad de Missouri comprobaron (científicamente)
la existencia del sufrimiento vegetal. Y bueno, el asunto como poco da que
pensar… Pienso que más le vale a los "torturadores
de hierbas" alimentarse a patir de ahora a base de piedras, practicar la
fotosíntesis o dejarme en paz. A las señoras de la "liga para la
protección lubular" por su parte, les recomiendo dejarse crecer las greñas
y las uñas hasta donde les lleguen, no vaya a ser que a algún fanático se le
vaya la olla (con la pinza dentro) y las acusen de "mutilación capilar" o "amputación unglar".
Eso y que se busquen un oficio. Claro!
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