El viento salió a corre, muy temprano esta mañana, mientras los borrachos abucheaban furibundos el final inminente de la fiesta. Aullando y despavorido, al nieto del huracán, no le ha quedado otra que arremolinarse en mi patio para arrancarle lamentos a los tejados, aplausos a las contraventanas y a las rendijas silbidos.
Mi oído insomne bosteza...
Todos los relojes ,aunque digitales, acuerdan hacer sólo tac y a destiempo. Las tuberías se ríen traviesas... Por lo bajito. La caldera deja pasar mucho gas antes de hacer su triple chasquido y entonces eructa grosera, fastidiada e inflamable. Debe volver al trabajo ahora que los radiadores se habían quedado entumecidos. El viento sordo sigue susurrando "hielo!" y hasta la nevera tirita de frío.
Los muelles de todos los colchones del edificio rechinan mientras los que yacen de bruces se colocan de espalda y los que duermen de costado se giran boca arriba. Las almohadas de pluma se despiertan a puñetazos para escuchar la jauría de tripas vacías que rugen ahogadas en la cena indigesta.
El ascensor se queja del peso de los espíritus que querían subir al quinto, y la del cuarto, entre sueños, por lujuria o por deporte, como cada día, se queja. A esta hora cualquier tos de niño se percibe como terminal y auto infligida tos de fumador, mientras tanto la fumadora del tercero comienza las obras de reforma todavía a oscuras. Sonámbula va dando masilla y pintura sobre grietas y arrugas, pero es el secador de pelo lo que la mantiene despierta. El medidor de la luz es un disco rugoso que gira bajo un cepillo.
Las nubes pasan tan rápido que no les da tiempo de soltar gota ni relámpago. No obstante, las persianas truenan estrepitosas desatando la tormenta a ras de suelo. El viento descalzo vuelve a pasar, esta vez ya cansado, para apagar la llama de las farolas eléctricas. Los gatos se sacan las botas, los hombres rebuscan en la basura, las mujeres ladran a las sombras sin collar ni dueño y los perros, al parecer, caminan lascivos sobre tacones.
(ENG)
The wind went out for a run, very early this morning, while the drunk furiously booed the imminent end of the party. Howling and terrified, the grandson of the hurricane, had no other choice but to swirl into my patio to tear off wailings from the rooftops, applauses from the shutters and from every slit a whistle.
My sleepless ears yawned ...
All watches, although digital, agreed only to go "tac" and out of step. Pipes laughed naughtily... softly. The boiler let too much gas out before making its triple snapping noise to then burp rude, annoyed and flammably. It must get back to work now the radiators were left numb. The deaf wind continues to whisper "ice" and even the fridge shivers.
The springs in all the mattresses in the building squeak while those facing down turn on their backs and the side sleepers turn up. The pillows wake up to punching fists burying into their bellies only to hear a choir of empty guts roaring while drowning in last night´s indigestible dinner.
The lift groans under the weight of those spirits wanting to climb to the fifth floor, while the lady in the fourth, in dreams, for sport or lust, like every day, whimpers. At this time of night the sound of a child coughing is perceived as self-inflicted terminal smoker's cough, while the smoker in the third floor starts her renovation works still in the dark. Sleepwalking she goes about putting plaster and paint over cracks and wrinkles, but is really the hair dryer what keeps her awake. The light meter is a rugged vinyl record spinning under a brush.
The clouds go by so fast they have not time to let out rain drops or lightning. However, the shutters do thunder resoundingly unleashing a storm at ground level. The barefoot wind goes by again, tiresome this time, to extinguish the flames of electric streetlights. Cat boots are removed, while the men rummage in the garbage, women bark at shadows without collar or owner, and the dogs seem to walk lasciviously on heels.
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